11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo

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La Iglesia celebra el 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, la Jornada Mundial del Enfermo.La Iglesia en España inicia este día la Campaña del Enfermo, que concluirá con la Pascua del Enfermo, el VI Domingo de Pascua, este año será el 14 de mayo. «Déjate cautivar por su rostro desgastado» es el lema para esta Campaña que pone el foco en el cuidado de los mayores.

Tened la certeza de estar cada uno en el “corazón” de la Iglesia

El obispo responsable de la Pastoral de la Salud, Mons. Vicente Ribas Prats, dedica las primeras líneas de la presentación de los materiales a saludar y agradecer la misión pastoral de los que «cuidáis a quienes padecen por la enfermedad y las limitaciones que los años nos van imponiendo». Una misión pastoral que «siempre actualiza la caridad de Cristo que tuvo en los que sufren a sus preferidos. Tened la certeza de estar cada uno en el <corazón> de la Iglesia».

En esta Campaña del enfermo, explica, «se nos pone en primer plano a nuestros mayores». Se nos propone «dejarnos cautivar por su rostro” y acoger la invitación del papa Francisco de «volver a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño” (Evangelii gaudium 288).

«Conviene más que nunca -afirma- comenzar una reflexión cuidadosa, clarividente y honesta sobre cómo la sociedad contemporánea debería “acercarse” a la población de edad avanzada (Academia Pontificia para la Vida, La vejez: nuestro futuro…). Y puntualiza, «No se necesitan estrategias, sino relaciones humanas».

ORACIÓN

Señor Jesús, acudo a Ti
como san Joaquín y santa Ana
para acoger la esperanza
que Tú me ofreces en esta hora. Cuando experimento mi salud mermada, cuando el dolor se agudiza,
cuando el ocaso de mi vida parece asomar…, sé que no estoy solo porque Tú estás conmigo.

Tú te acercas a mí y me consuelas, animas y llenas de esperanza. En tu Palabra encuentro sosiego, en los sacramentos me confortas, en la oración me escuchas.

Te doy gracias por todas las personas que pones en mi camino en quienes reconozco tu presencia cercana.

Tú, Señor, que siempre estás con nosotros, dame la alegría de la fe
hasta que “mis ojos vean tu salvación”. Amén.

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